Mi hermana

siempre me ha costado saber lo que quiero. he sido una persona dubitativa y mi mente me ha jugado malas pasadas. no es que sea un adolescente embriagado por las hormonas de la pubertat, pero si de ciertos sucesos que han corrompido mi evolución como persona. úno no se habitua a situaciones ocurridas, como si de por casualidad sucedieran. es difícil, extraño, obscuro retorcido y macabro ver la muerte de tu hermana; imaginartela tirada en la cuneta como un desecho cualquiera, orgullecerte de ésto, verlo con tus propios ojos y recordarlo como una realidad existida.

esposado por las tortas de la vida me he hecho adulto. me he convertido en una farsa hipócrita que reniega de todo el mundo e incluso de la iglesia que aceptó mi confesión de asesinato. es grave lo que estoy exponiendo, pero en tal caso, de una proporción relativa. podria empezar a hablar de dictaduras, de estados constitucionalmente, que con mentidas maquilladas y redondeadas por palabras polisémicas os convenceran. sé que me diréis que me calle porqué os duele escuchar mi discurso y tales palabras. ¿os es fácil imaginaros mi hermana muerta, decapitada? seguro que sí. ¿y tres millones de personas? me apuesto mi apestosa vida que no!

¿quiere qué les diga una cosa a ustedes? no saben nada de esta vida embustera. forrada de un brillo plástico y material. nada es simple y la mentira una verdad compleja enganchosa y seductora. sólo comprendemos aquello visualmente detectable y fácilmente imaginable.

echamos sin duda alguna a la basura lo que nos gusta y nos olvidamos. así de simple y directo.

este texto debía de ser una confesión fácil que me tranquilizaría mi consciencia, una ducha de agua fría para apagar un poco ese bullício mental mío, pero podéis intuir que no ha podido ser. me he despechado ante ústedes y he rajado de todos y de la sociedad. algún día el mundo se revelará contra mi. cuando llegue este momento, yo decidiré mi futuro y mi muerte.