PD: Va foto attacheada.
Algunos datos biográficos:
Gustavo Adrián Appignanesi nació en Bahía Blanca, Argentina, el 8 de junio
de 1969. Está casado con Cintia K. Owensworth y es padre de Francisco, Tomás
y Manuel. Licenciado y Doctor en Química por la Universidad Nacional del Sur
(UNS), realizó estudios de postgrado en la Universidad Nacional de La Plata
y en el INIFTA y fue Postdoctoral Fellow en la Universidad de Chicago. En
1999 recibió el Premio Schumacher a la mejor tesis en Fisicoquímica
presentada a nivel nacional en el bienio 97-98 y Mención Especial en el
Premio Giambiagi a la mejor tesis en Física teórica presentada a nivel
nacional en el mismo bienio. Actualmente es Profesor de Fisicoquímica en el
Departamento de Química de la UNS e Investigador de CONICET. Ha dirigido y
dirige investigadores Asistentes de CONICET, tesistas y becarios. Una de
dichas tesis doctorales recibió en 2009 el Premio Giambiagi a la mejor tesis
en Física Teórica presentada en el país en el bienio 2007-2008. Los
proyectos de investigación bajo su dirección han recibido subsidios de la
Fundación Antorchas (subsidio de inicio de carrera), la SeCyT, SeCyT-ECOS
(Argentina-Francia), SeCyT-MAE (Argentina-Italia) y el CONICET. Es autor de
varias publicaciones en revistas internacionales prestigiosas en temas de
física, biofísica y fisicoquímica y ha realizado visitas de investigación y
dictado conferencias y seminarios en distintos centros académicos del país y
del exterior (principalmente USA, España, Francia, Italia). Actualmente es
Vicedirector del Instituto de Química del Sur (INQUISUR-UNS-CONICET).
En el campo literario ha escrito un ensayo titulado: "Sobre la condición de
amante y la libertad, una mirada al mirar" (publicado por Planeta Libro).
Asimismo, en 2009 ha publicado la novela "Terra Incommensurabile", editorial
El Aleph, Buenos Aires.
A continuación se transcriben algunos detalles de Terra
Incommensurabile:
Terra Incommensurabile
Inmerso en el dramático escenario de la conquista de América y del
alumbramiento del nuevo pueblo, un matemático se desvela por un fabuloso
enigma nacido de un italiano, una india y sus singulares hijos (la
increíblemente bella siempre-niña, el sacerdote-mago y el amante-guerrero).
Por lo tanto, Terra Incommensurabilepuede ser un viaje de aventuras que a lo
largo de tres generaciones nos lleva desde la fascinante América de la
conquista española hacia las refinadas universidades europeas y los
coloridos burdeles parisinos, para retornar nuevamente a las mágicas cumbres
andinas. Sin embargo, la profunda circularidad de dicho viaje lo es más
desde lo metafórico que de lo literal. Y Terra Incommensurabilenos invita a
trascender la metáfora en una travesía por una geografía mucho más compleja
y cautivante, por un terreno ingente y atemporal. El del alma humana y del
atributo que comparte con todo cuanto existe: su inherente
inconmensurabilidad. Y de tal modo nos revela la tremenda belleza y
potencialidad que tiene para nuestra vida la atención a tan sublime
cualidad. (disponible en http://www.elaleph.com/ , más precisamente en
http://www.elaleph.com/libros.cfm?item=402282&style=editorial
Inconmensurabilidad: Borges, con esa precisión quirúrgica de su modo
de decir, concluye en La esfera de Pascal: quizá la historia universal es la
historia de la diversa entonación de algunas metáforas. Pues desde la
antigua Grecia se ha repetido que Dios es una esfera cuyo centro está en
todas partes y su circunferencia en ninguna. Sobre dicha metáfora de un
centro ubicuo que sustantiva, que da sentido a sus infinitas
manifestaciones, descansan distintas visiones del mundo y posturas ante la
vida (occidentales, orientales e indígenas, religiosas y laicas). Así, el
bello mandato cristiano prescribe: Amaos los unos a los otros, porque Cristo
está en el prójimo; ama al mundo porque el Creador está, vive, en cada
porción de su creación. En tal sentido, resulta trascendente enfatizar
explícitamente el hecho de que dicha metáfora alude a una suprema cualidad
del mundo: su inconmensurabilidad. Sin embargo, es hoy imperioso notar que
nos hemos quedado en la metáfora y que debemos acentuar la necesidad de
trascenderla, de vivirla más allá de una mera creencia racional. Pues si el
mundo es inconmensurable (dotado de ingente belleza y riqueza), es evidente
que ante él no cabe otra postura que la que nace de la humildad, de la
libertad, de la sensibilidad, en fin, que la condición de amante: ¿Cómo no
amar a lo inconmensurable? Así, si nos permitimos vislumbrar la
inconmensurabilidad del mundo (sin subestimarlo, en una entrega plena cual
suprema fe, cual íntima confianza) ello nos revolucionará profundamente. Por
caso, dicha postura es capaz de mutar naturalmente a la telaraña de odios
que hoy domina las relaciones entre las personas. El prójimo (más allá de
que él mismo no se sepa ni exhiba de tal modo) es inconmensurablemente más
rico que el gris sujeto que han creado las circunstancias (su principal
diferencia con el sabio/santo, es que éste ha trascendido sus circunstancias
y ha logrado trasparentar su esencia) ¿Por qué entonces estar tan atento a
su cáscara en vez de respetar (es decir, amar) a su inefable esencia, a su
potencialidad, a su inconmensurabilidad? Esta es la concepción que sutil
pero obstinadamente subyacerá al aventurero viaje del matemático Ignacio de
Villamayor. Un viaje por las líneas de la refinada pluma de Piero di Capri.
Un viaje por las geografías europeas y americanas con el dramático choque
humano y cultural de la conquista española. Un viaje que también es una
travesía de autodescubrimiento.
Terra Incommensurabile (fragmento):
Inconsciente del acto al que se abismaba, Ignacio de Villamayor se apuró a
soltar un enérgico soplido. Así, el blanquecino polvo que cubría la tapa del
extraño libro olvidado en el altillo se esparció por el aire de la
habitación. Y en tanto que delatadas por un tímido rayo de sol crepuscular
que atravesaba la tenue atmósfera de media luz que envolvía al lugar, las
partículas de polvo se arremolinaron, como apremiadas por un mandato
inexorable, en un desesperado frenesí por abrirse camino a empujones hacia
donde pudieran, cual danzando con arrebato para por fin luego, ya
satisfechas, rendirse a los designios de la armonía y flotar ingrávidas
regalando impredecibles destellos de plata. Ya no tan niño Ignacio sentiría
que, en la belleza estética de dicho instante, las motas de polvo (como
rescatadas de su ignorancia en una metáfora que sólo luego sabría apreciar)
le abrían todo un universo nuevo, cual estrellas y constelaciones que,
suspendidas en el espacio del altillo, signaban su futuro. Y hasta
asimilaría luego dicho acto a una insuflación de vida que, al contrario del
sentido bíblico, en vez de dar, recibía. Obviamente que al forzar la
dilatación de sus pupilas para rescatar del olvido a las gastadas palabras
que afloraban en la tapa del libro hallado no lo podía predecir. Pero dicho
instante fue en sí (como todos) más profundo y bello que lo que podría
recordar luego, pues el mundo era para él aún tan virgen, tan nuevo, tan
bello& No hay nada como la mirada de unos ojos de niño. Esto también lo
reconocería luego, aunque mucho tuviera que pasar antes de ello. De
cualquier manera, ajeno a todo esto, Ignacio abandonó entonces el éxtasis y
la momentánea distracción que dicha danza cuasi-cósmica le había
proporcionado y dejó que sus ojos recuperaran el interés por su objetivo:
TERRA INCOMMENSURABILE, leyó con dificultad.
El hecho de que las motas de polvo encarnaran tal desesperación por
descubrir el título puede que más adelante nos resulte poco menos que
natural, dado que profundas emociones y pasiones disfrazadas de palabras
dormían en este libro, abrigando una necesidad aún mayor que la de éstas de
adquirir alas. Pues TERRA INCOMMENSURABILEhabía escrito muchos años antes un
italiano como arribando a una síntesis, como si en su longitud gramatical el
adjetivo intentara (en vano) contener tanto indecible. Pues este título era
hijo de una inherente incapacidad, casi de una desesperación. De una
urgencia expresiva por comunicar algo que Piero di Capri había comenzado a
vivenciar un lejano día en las aún más lejanas tierras de la recientemente
conquistada América del Sur (...) ...Esa misma noche, su mano no podía
ocultar cierto estremecimiento al volcar la experiencia vivida en su diario
de viaje y al verse compelido a rotularlo, por supuesto en la lengua del
Dante, el italiano (aun inmerso en otro idioma uno rotula y cuenta o enumera
en su lengua natal), como: Terra Incommensurabile.
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Titel: | Datum: | Kategorie | Kommentare: |
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El Acompañante | 29.12.2009 | Fairy Tales | |
The Companion | 17.02.2010 | General |
Erste Veröffentlichung auf e-Stories.de am 29.12.2009
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