Preprimavera.
Languideció la tarde
vistiéndose con oros.
Maquilló sus pestañas con
tinturas de vientos.
Se adornó con encajes de
pinturas, sonoros,
de la estela de espuma y de las ondas de
tiempo.
Arañaban los mástiles, recodos
del cielo,
levantando las faldas de la noche sombría
y los brillos de luces del ocaso postrero
encandilaron ojos de miradas
perdidas.
Se entristeció la tarde
cubriéndose con oro.
Y se durmió con párpados ciegos y desiertos.
Desvistió sus encajes de
pinturas, ya mudos
de la estela de espuma y de
las ondas de tiempo.
Tú a mi lado. Yo al tuyo. Tan próxima y, tan lejos
la abrazadora niebla que enlaza y nos cobija,
y separa, fríamente, el ardor de los cuerpos
que silenciosos buscan el calor de los días.
Tú no sabes. No comprendes. Yo no hablo ni espero.
El mar susurra a solas para mentes dormidas.
La sal pinta astillados, los nervios del madero
que se mece y vigila la mañana perdida.
Miras el horizonte rescatando nostalgias.
Las sombras recogen nuestros pasos cohibidos.
Preparan una alfombra sobre cobrizas tablas
y guardan el recuerdo de todos los caminos.
La luz de la mañana
sobrecoge a la tierra.
Tímidos, los estambres
se abren y desperezan.
El caracol que lento
desplaza su quimera
observa y deja un rastro
de brillantez somera.
Explosión de color
de luz y amor del día.
Naturaleza blanca
de primavera fría.
Naturaleza dulce
que adorna en la ventana
el ser tibio del cielo
Tu y yo. La voz y el alma.
La primavera entra, tímida, por las rendijas de la brisa matutina. No se atreve a dar el paso de golpe y se reserva por que no quiere dar una mala sorpresa. Pero no sabe que los seres le preparan una gran fiesta. Como diosa de la vida, los seres que laten ofrecen sus caricias, cariños y sus cuerpos para que con su varita disponga qué hacer con ellos.
Y como mariposas, las hojas vuelan hacia el cuidado del tronco y protegen sus brotes, los brotes de sus flores. Como aves de savia y clorofila, alimentan los colores que se han de mezclar para vestir el amanecer de la luz. Y ya, preparada la fiesta, puede entrar la diosa y mostrar su poder.
Diosa que viene acompañada por una sabia amiga que trae el aceite de la vida para consagrar la naturaleza a la belleza más alta y más sensata: la del amor.
Y sobre el mármol, los tules.
Sobre la tierra, el cristal.
Bajo los tules. La vida.
Sobre la arena. La sal.
Sobre tus ojos, sonrisas.
Sobre tu rostro, ternura.
Bajo tus labios, un beso.
Entre tus risas, dulzura.
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Veröffentlicht auf e-Stories.de am 21.03.2009. - Infos zum Urheberrecht / Haftungsausschluss (Disclaimer).
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